Cuando vamos a comprar y buscamos entre los estantes aquellas frutas y verduras que necesitamos para llenar nuestra despensa solemos encontrar manzanas brillantes, zanahorias perfectamente rectas, patatas casi esféricas o calabacines que parecen fabricados con un molde. A más de uno seguro que le ha sorprendido ver tanta perfección en los pasillos de esos establecimientos. Una perfección casi artificial, que nos hace pensar que los alimentos proceden de una fábrica y no del campo.
La naturaleza, y eso lo saben bien las personas que producen nuestros alimentos, nos proporciona frutos con múltiples formas y colores, ofreciéndonos unos productos perfectamente “im-perfectos” que no siempre tienen la apariencia que vemos normalmente en los establecimientos comerciales. ¿Os habéis preguntado alguna vez dónde están las zanahorias curvas, las calabazas pequeñas, las manzanas con la piel manchada por las inclemencias meteorológicas o las berenjenas que crecen unidas como si fueran gemelas?
Los criterios estéticos y de calibre que exige el mercado provocan que en el sector agrario se desaproveche una gran cantidad de alimentos. Alimentos que se descartan por no cumplir con los parámetros establecidos pero que están en perfecto estado para ser consumidos y conservan todo su valor nutricional. Según un estudio realizado por BioIntelligence (2010), se estima que en España se desaprovechan en el sector agroalimentario productivo más de 2 millones de toneladas anuales de alimentos (2.170.910 toneladas). Una parte importante de este despilfarro forma parte de los residuos generados por el propio sector agroalimentario, siendo estos inevitables, pero un volumen significativo son productos que se tiran estando en perfecto estado y que podrían ser perfectamente consumidos.
Si a esta gran cantidad de alimentos que se desperdician anualmente, no sólo en España, sino de manera global, añadimos las carencias en el acceso a una alimentación sana y saludable de los sectores más vulnerables de la sociedad, la problemática adquiere aún una magnitud más dramática.

Pero, un momento… ¿y si le damos la vuelta a esta realidad?
¿Y si todo este volumen de alimentos desperdiciados se destinasen a los sectores más vulnerables de la sociedad? ¿Y si las frutas y verduras “im-perfectas” diesen bonitas oportunidades a personas socialmente frágiles y viceversa?
Espigoladors somos una organización de iniciativa social que trabajamos en esta línea, tratando de reducir el despilfarro alimentario a la vez que empoderamos a personas en riesgo de exclusión social de manera transformadora, participativa, innovadora e inclusiva.
¿Cómo lo hacemos? Establecemos colaboraciones con productores locales que tienen excedentes de productos que no pueden comercializar y los recogemos con la ayuda de una extensa comunidad de voluntarios. Con esta actividad queremos recuperar y dignificar el antiguo “oficio” de los espigadores, personas (principalmente mujeres y niños) que entraban en los campos tras la cosecha y recuperaban aquellos alimentos que el campesino había descartado.
Al mismo tiempo, tenemos la voluntad de acercar la sociedad al campo, con la finalidad de trasmitir la realidad que vive actualmente el campesinado y recuperar la conexión con el origen de los alimentos.
El 95% del producto que recogemos lo destinamos a entidades sociales que facilitan el acceso de personas socialmente vulnerables a una alimentación sana y saludable, implicando también a personas usuarias de dichas entidades en la recogida y canalización del producto. El 5% restante lo transformamos en nuestro obrador convirtiendo estos alimentos descartados en deliciosas conservas (mermeladas, patés, salsas, cremas, compotas…) bajo la marca es Im-perfect, proceso en el cual insertamos laboralmente a personas en riesgo de exclusión social.
De esta manera cerramos el círculo, recuperando alimentos y empoderando personas, dando así respuesta a necesidades sociales, oportunidades a colectivos socialmente vulnerables y soluciones innovadoras a un problema ambiental, económico y social como es el despilfarro alimentario.
¿Os sumáis a la comunidad #yonotiro?