La siguiente experiencia didáctica se enmarca en un proyecto de investigación concedido por la Junta de Andalucía en el curso académico 2017-2018 y realizado en el CEIP Reyes Católicos de Cádiz. En este proyecto han participado muchos agentes. Por un lado, dos investigadoras de la Universidad de Cádiz y dos estudiantes del Grado en Educación Infantil, que han podido desarrollar sus trabajos fin de grado en torno al uso del huerto ecológico. También se ha contado con materiales y recursos de diversos programas como el de “Creciendo en Salud” y “Programa Aldea” de la Junta de Andalucía. A nivel local, se ha contado con el Programa de Huertos Escolares de la Diputación de Cádiz y el Ayuntamiento de Cádiz. Además, en este proyecto han participado cuatro clases de niños y niñas de 4 y 5 años y sus respectivos tutores, junto a sus familias que estuvieron muy implicadas desde el primer momento.
Este proyecto se diseña bajo el convencimiento de la importancia que tiene comenzar a trabajar la competencia científica desde edades tempranas. Para ello, se tenía en mente emplear el huerto como recurso para favorecer en los niños y niñas su capacidad de argumentar en torno al huerto, con las implicaciones didácticas que conlleva hablar y dialogar a la hora de construir conocimiento científico. Asimismo, en nuestra propuesta didáctica se buscaba la participación e implicación de los niños y niñas desde el primer momento que el profesorado decide utilizar este recurso en el centro. Para ello, se emplearon espacios y metodologías específicas de la etapa de infantil como fueron las asambleas y los talleres. Las asambleas se utilizaron con distintos fines. Por un lado, para explicitar las ideas previas que poseen los niños y niñas a estas edades sobre el huerto ecológico, favoreciendo la argumentación y aflorando muchas ideas que poseen en torno a las plantas como seres vivos, a las acciones que se realizan en el huerto, los elementos que hacen falta para crearlo y ponerlo en marcha, e incluso para discutir qué es o no un huerto ecológico. Por otro lado, los talleres se emplearon para plantear diversas experiencias, desde observar qué semillas germinan antes o más tarde, morfologías de las plantas, partes, colores, texturas, etc., hasta comprobar los factores que influyen en la germinación de las semillas.

Durante varias sesiones se realizaron experimentos tomando como base aquellos aspectos que el alumnado había considerado más importantes para tener un huerto: tierra, sol, agua y semillas. Estos experimentos buscaban poner a prueba su capacidad de argumentar, debatir y rebatir las opiniones propias y de los compañeros. “¿Germinará una semilla en algodón? ¿Lo hará sin recibir luz? ¿Si dos semillas están enterradas a diferente profundidad, cuál germinará?” “¿Puede germinar una semilla con agua?”. Experimentos y asambleas que mostraron el avance del alumnado en su manejo del lenguaje cada vez más científico y en la capacidad de demostrar con argumentos sus hipótesis y las evidencias que la realidad de los experimentos nos iban mostrando.
Entre todos se decidió que el bancal sería el mejor sistema para emplear en el centro, dadas las características que posee el patio donde iría el huerto. A continuación, se diseñaron actividades en base a los elementos que los niños y niñas habían mencionado en la asamblea y que hacían falta para poner en marcha un huerto. Ellos mismos decidieron en qué lugar del patio iría el bancal, midiendo el espacio, primero de forma no convencional (manos, pies y estuches) y finalmente, con instrumentos convencionales (cinta métrica). También observaron en qué lugar del patio daba más horas de luz y sombra, para lo que las cuatro clases se organizaron y bajaron al patio a realizar sus observaciones y anotaciones. También participaron a la hora de colocar la tierra, abonarla y regarla, y de colocar la paja y los plantones siguiendo los principios de la permacultura.
Los niños y niñas frecuentemente salían a observar la evolución de las plantas, pero sobre todo aprendieron a respetar los tiempos y los procesos. El patio se convirtió en un lugar más verde, y el huerto para ellos en un elemento de aprendizaje en torno al cual poder observar con lupas y pinzas. El huerto se transformó en un rincón en el exterior, un lugar importante al que acudir en el recreo, y un punto de encuentro donde llevar de la mano a alguno de sus familiares, a un compañero/a o maestros/a y contar, hablar, compartir, avances y cambios en su huerto.