Cerca de cumplirse una década del nacimiento de Bitcoin, pocas dudas caben a día de hoy de que nos encontramos ante algo nuevo y totalmente disruptivo. Aquel experimento que surgió en foros marginales de criptografía hoy es una industria que mueve miles de millones de dólares. Pero eso no es todo. A medida que se empezaba a estudiar y tomar en serio la nueva propuesta lanzada desde el anonimato por un tal Satoshi Nakamoto, de un sistema de pagos sin intermediarios, muchas miradas se posaban en la tecnología subyacente que hacía posible resolver el problema del doble gasto en internet. Esa tecnología nueva es lo que conocemos como cadena de bloques o blockchain.
Si Bitcoin ha sido la primera propuesta funcional de la tecnología blockchain, hoy en día nos encontramos con múltiples propuestas que van más allá de ese primer modelo de uso y que ya están presentes en prácticamente todas las industrias y modelos de negocio en todo el mundo. Cientos de miles de millones de dólares están invertidos en el estudio y desarrollo de esta tecnología, mucho más dinero del invertido en los primeros años de internet, allá por los años 90 del siglo pasado.
Porque en realidad, lo que nos vino a descubrir Bitcoin es que estamos asistiendo a una revolución del actual internet de la información para inaugurar un nuevo escenario, el internet del valor. Si el primero ha sido fundamental y ha posibilitado un acceso a la información de forma global, el internet del valor nos propone, por primera vez, dar un paso más y poder transmitir valor a través de internet. Y es precisamente eso lo que ha abierto una infinidad de posibilidades para nuevos usos y modelos de negocio, porque ahora podemos prescindir de intermediarios o entes centrales de confianza que arbitren nuestras relaciones. Ahora, nuestra confianza la podemos depositar en algo tan aséptico como las matemáticas y la criptografía. Y esto es un cambio de paradigma tan bestial que probablemente todavía no somos del todo conscientes.

Apoyo a pequeños agricultores gracias al sistema blockchain
Una de las industrias donde se está experimentando con la tecnología blockchain es en el crowdlending. Aunque es un fenómeno relativamente reciente, está creciendo a ritmo de doble dígito todos los años y blockchain ha llegado también para poder optimizar muchos de los procedimientos actuales y la actual estructura operativa. Y es en este ambiente donde surge la idea de EthicHub, una startup, nativa de blockchain, que centra sus esfuerzos en los millones de agricultores desbancarizados que pueblan el planeta. EthicHub no hubiera sido posible sin la experiencia previa de sus promotores, muy relacionados profesionalmente con pequeños agricultores cafetaleros desbancarizados en México. Estos pequeños productores, al estar desbancarizados, sólo pueden recurrir al escaso dinero en efectivo que encuentran en sus localidades, disparando el tipo de interés por encima del 100% anual. Y aun así son capaces de hacer frente a los préstamos año tras año.
¿Podemos con la tecnología blockchain crear un verdadero P2P entre ellos y nosotros, entre estos dos mundos, y lograr un ecosistema donde todos los actores involucrados ganen con la relación? EthicHub ya está trabajando en eso y tenemos una primera versión Alfa de la plataforma para financiar los primeros proyectos. Y para validar nuestras hipótesis de trabajo hemos iniciado una campaña de crowdfunding para poder crear un fondo de donación exponencial que podamos destinarlo continuamente a financiar estos proyectos.
Es verdad que todo esto es muy nuevo, pero también que el futuro que nos desvela blockchain es brillante. Lo más apasionante de EthicHub es que podemos demostrar que iniciativas como esta pueden contribuir a poner fin a este círculo vicioso que padecen las personas desbancarizadas y que con estas mejores condiciones pueda aflorar en sus comunidades la figura del ahorro. Y por qué no, que, con el paso del tiempo, sea posible que empiece a surgir un pequeño tejido empresarial que permita incluir financieramente a cientos de millones de personas.