Por José Marín Gil, profesor del CEIP Cervantes, Molina de Segura, Murcia

Sancho dirigiéndose a Don Quijote:

¡Gran merced! -dijo Sancho… Y aún si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres sin respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas, donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo.

Capítulo XI – De lo que sucedió a Don Quijote con unos cabreros- Don Quijote de la Mancha

Nuestro proyecto de huerto escolar se basa en el análisis de nuestro particular contexto, la reflexión sobre la historia de nuestra huerta de Molina de Segura, de nuestro presente y de las posibilidades de futuro que se abren en nuestro centro escolar. El establecimiento de unos principios, objetivos y valores guían toda nuestra acción educativa referida al huerto escolar, en concreto a través de la experiencia de elaboración de recetas por parte de nuestro alumnado.

  • Nuestro huerto escolar enseña a comer de forma saludable. Con el proyecto de huerto escolar mostramos y enseñamos al alumnado la importancia de una dieta mediterránea, entendiéndola como un estilo de vida saludable y sostenible, integrándola dentro de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  • El aprovechamiento de los productos de nuestro huerto. Tratamos de mejorar los hábitos alimenticios contribuyendo a una educación de hábitos sanos, apreciando la cultura gastronómica tradicional de nuestro municipio y convirtiendo el huerto escolar en una fuente de alimentos que mejore la dieta y salud de los alumnos.
  • La dieta mediterránea como propuesta que mejora nuestra calidad de vida y es sostenible con el medioambiente. Nuestro alumnado pone en práctica el consumo de alimentos de nuestro huerto, adquiriendo hábitos alimentarios que tienen el sello de la cocina mediterránea.

Durante los dos últimos cursos escolares hemos puesto en práctica “La cocina del bancalico”. Esta actividad permite que padres e hijos se impliquen en la elaboración de recetas.

 ¿Cómo se lleva a cabo?

  1. Las familias comentan al tutor su interés de participar de la experiencia.
  2. A medida que se va cosechando lo cultivado en el huerto, se entregan los productos a los alumnos para que en casa y en colaboración conjunta con sus padres, elaboren la receta que consideren oportuna.
  3. La familia se compromete a desarrollar una receta y a tomar fotos de la misma. Por otro lado, el alumno redacta la receta anotando todos los ingredientes y explicando el proceso de elaboración.
  4. Tanto la receta como las fotos se llevan a clase para trabajarla en el aula con el resto de alumnos. Finalmente, se elabora el libro digital con todas las recetas y se comparte en el blog  “El bancalico del Cervantes” y en la Web  “Ceip Cervantes”.

Aunque el huerto escolar no pueda proporcionar todos los alimentos que consumen los niños, aun así proporciona un gran conocimiento, aprendizaje e influencia en el alumnado.

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Los beneficios que aporta esta actividad

    1. Los productos del huerto escolar ayudan a introducir productos ecológicos en comidas y meriendas desde edades tempranas.
    2. Se promueve en el alumnado el conocimiento de ciertas normas de higiene y seguridad antes de manipular alimentos
    3. Ensayan y prueban la variedad de productos del huerto escolar.
    4. La relación alumnado-cocina es una relación alumnado-medioambiente.
    5. Esta actividad familiar incrementa el tiempo de unidad, comunicación y camaradería entre padres e hijos.
    6. Permite que los alumnos lleven a cabo sus propias elaboraciones.
    7. El alumnado queda sumergido en el mundo de transformación de los productos.
    8. Supone una ocasión excelente para que el alumnado explore, estimulando sus sentidos y queden tentados a probar nuevos alimentos.
    9. Se desarrollan habilidades lectoras y escritoras.
    10. La cocina se convierte en un espacio estimulante, tentador, provocador y lleno de magia, que despierta los sentidos.
    11. Favorece la promoción de dinámicas de participación activa y lúdica entre padres e hijos.
    12. Permite perfeccionar la observación y la comprobación, así como a desarrollar la paciencia y el autocontrol.
    13. Con la elaboración de recetas los alumnos advierten que hay una serie de ingredientes que se van repitiendo, y que forman parte de la dieta mediterránea.

Gracias a estas acciones, nuestros alumnos ven un claro ejemplo de consumo saludable, que combina ingredientes de la agricultura local de nuestra huerta tradicional y fomenta una forma de cocinar propia de nuestro municipio.